5 de mayo de 2015

Carta a la que fui

Ailén:
           Hola ¿cómo estás? Espero que estés bien, que estés tranquila en tu pieza, ¿todavía no está hecho el segundo piso, no? Me encantaría poder decir algo con certeza, pero no me acuerdo mucho de esa época en mi vida, lamentablemente.
           ¿Seguís jugando al secuestro, velorio y a suicidarte? Como me gustaría estar ahí, con vos, y poder abrazarte fuerte, como sé que necesitas ¿sabes que hay veces que todavía lo necesito?. Quisiera estar ahí para prestar atención, mirar más allá y notar que tu mirada pide ayuda a gritos. Quisiera estar ahí para que ya no te sientas sola, para decir qué camino tomar y qué camino no debes pisar nunca. Pero lamentablemente tomamos el camino equivocado, o el camino que la vida nos obligó, o el que más nos iba a hacer sufrir.
            ¿Tenes el pelo corto o largo ahora? ¿Mamá y papá siguen cortándotelo o ahora ya vas a la peluquería? ¿Ya te quemaste con agua hirviendo la pierna izquierda? ¿Y te abriste la frente ya, o te abriste el labio? Seguro que si, eso pasó cuando éramos muy chicas, ahora crecimos un poco, supongo que maduramos algo.
            ¿Sabes qué? Esta carta no es para advertirte de cosas, o no de todas. Es para decirme las frases y las palabras que sé que necesité. Porque puede que no recuerde momentos, y sé que son muchos los momentos que nunca voy a volver a recordar, pero si hay algo que no se olvida nunca son las sensaciones y los sentimientos. Yo todavía me acuerdo lo que sentías, mira, te ejemplifico algunos: ¿Te acordás en la sala de espera del dentista? Cuando papá y mamá te dijeron que tenías que ser perfecta en todo, en el colegio, femenina, alegre, perfecta en todo sentido. Me acuerdo, Le. Me acuerdo de todo: del dolor que eso te trajo, del esfuerzo que nunca tuvo reconocimiento, de las lágrimas que derramaste por eso, para no decepcionar. ¿Te acordás cuando en sexto fuiste abanderada y todos te cargaban? Que te decían nerd, gorda, fea, dientes de lata, cuatro ojos. Me acuerdo que no querías salir de casa, que bajaste todas las notas y empezaste a llevarte materias.
           ¿Te acordás cuando en Enero nuestros viejos se separaron? Me acuerdo, Ailén. Estábamos sentadas en la escalera, escuchando los gritos, los ruidos de cosas rotas, las lágrimas. Y te abrazabas sola, a vos misma. Y llorabas, llorabas muchísimo, como creo que pocas veces llegamos a llorar. Siento como si te viera ahora, te daría ese abrazo que necesitas, esa palabra que no tuviste, ese cariño que no conseguiste. Estás tan sola, Le, sentada sola en los recreos del colegio, con auriculares, como me gustaría volver atrás, darte un abrazo fuerte y decirte que esa y muchas otras, ya van a pasar. Van a doler mucho, vas a sangrar mucho, pero van a pasar. Recuerdo y te veo ahí, hecha un hobillo, en tu pieza encerrada, a oscuras en el piso. Con sólo 11-12 años te pasaste noches y noches de insomnio por no poder llorar del llanto que no paraba. Me acuerdo de estar frente al espejo, cada mañana, ensayando una sonrisa. Sí, ¿te acordás? Ensayábamos la sonrisa de estar ''muy alegre'', la de ''me causo un poco de gracia'', y la falsa no había que ensayarla, todas eran de mentira. Esa fue nuestra niñez, lo poco que me acuerdo, quiero olvidarlo.
           Ahora necesito decirte algo, pedirte algo, aconsejarte algo: No te cargues con problemas ajenos, no asumas responsabilidades que no son  tuyas, no te culpes por todo. No te exijas tanto, no te castigues, no te basurees. No te odies, por favor, no te odies. Busca lo bueno que hay en vos, que dentro de unos años ya no vas a poder encontrar nada bueno en vos. Buscalo, encontralo, tiene que haber algo...y no lo sueltes. Aferrate a eso.
          No te cortes, no agarres esa tijera, que pronto se va a convertir en un cuchillo, después en muchas gillettes. Y cada vez va a ser peor: quemaduras, pastillas, cicatrices, cortadas, te vas a coser las manos...no empieces que nunca más vas a poder salir. No escuches esas voces, convencete de que es tu cabeza, que no le tenes que hacer caso. No las sigas, no les creas: No sos una mierda. Todavía no, Ellas te van a convertir en lo que soy ahora. Salvate de ellas para poder salvarte de vos y salvarte de mi. Aferrate a la música, ella siempre estuvo ahí para mi. Es la que te va a guiar y sacar adelante. Va a aparecer una bandita de cuatro alemanes, Tokio Hotel. Creeme o no, pero desde el día en que ellos aparezcan, todo va a cambiar un poquito para vos. Todo va a hacerse, por lo menos de a momentos, más fácil y llevadero.
          No escuches lo que te digan, lo que te gritan, no escuches las opiniones ajenas, siempre tienen algo para criticar. No te dejes tirar abajo por un grupo de chicos del colegio que van a querer destruirte. No cedas, por favor, que nunca vas a volver a ser la misma piba. Hoy miro fotos viejas y no me reconozco. Sos feliz así, no dejes que te cambien y te conviertan en esto. No te cierres, date todas las oportunidades que quieras.
           Nunca agregues a ese chico a facebook, nunca le hables, nunca te hagas la ''capa'', nunca te hagas la ''puta''. Ese chico te va a arruinar la vida. Le va a bastar una simple acción, un lugar escondido y la peor de las ideas para arrebatarte de una vez y para siempre la confianza plena, la alegría y la sonrisa que tanto te caracterizaba. Y si por esas casualidades, lo aceptás y lo ves, no le creas nada de lo que te diga: Vos no tenes la culpa de nada y no te lo mereces. Y repetitelo todos los días, que no falte ni uno porque es hasta el día de hoy que hay veces que me culpo, me doy asco y me odio, porque ese momento te va a acompañar hasta en sueños. No le creas nada, la culpa es suya y siempre la va a ser.
           Todavía hoy no sé si tengo que aconsejarte, acompañarte, decirte qué hacer y qué no. No sé si decirte qué va a pasar o decirte qué no tenes que hacer. Pero te voy a prevenir de algunas cosas: Estás enferma, con un trastorno mental diagnosticado, casi segurísimo, uno en duda, y uno que no va a cambiar aunque quieras. Sos una depresiva, paciente con trastorno limítrofe de personalidad, un poco bastante psicótica, trastornada de ansiedad  con altos rasgos bipolares y, como si fuera poco, paciente de riesgo (preparate, esa última frase la vas a escuchar muchas veces. Más en el 2013, cientas de veces van a salir corriendo del consultorio buscando una pastillita o una aguja que logre calmar tu angustia). Vas a ir a tres psicólogas diferentes y al mismo tiempo, vas a ir a dos psiquiatras, una mujer y un hombre. Vas a tomar como 20 pastillas -mínimo- por día para estar estable. No te vas a acordar de nada de esos años, vas a ser una muerta viviente. ¿Ves? Sos todo lo que siempre quisiste: La combinación perfecta para destruirte de a poco. Te felicito, nos destruiste una vez más.
             Ah, ¡cómo me voy a olvidar de esto! Sos lesbiana. Si, así como lees. Te gusta la concha, la empanada, la tijereta o como se diga. Quizás porque así lo quiso el Barba o porque ciertas situaciones forjaron tus gustos definiendo más tus rechazos. Si, te van a gustar chicos, dos nada más. Uno, Kalo, te va a hundir muy profundo. Con 13 años no vas a comer por semanas, no vas a reír y mucho menos salir de tu casa. El otro, Nahuel, a los 14 te va a ''sacar'' de ese pozo, pero tiene algo más preparado para vos. Casi 3 años vas a estar enganchada de él: Nunca nadie te va a boludear y usar tanto. Ah, le vas a pegar, te va a pegar, te vas a desmayar y así varias veces. Pero, ojo, va a ser un gran amigo en ciertos momentos malos que vas a pasar.
             Brenda se va a ir a los 14 años, la Abuela Nona en Junio del 2010, el mismo año que Brenda. En el 2011 se va a ir Lucía, el abuelo de Jazmín y el tío de Jaz se va a suicidar. En el 2012 se va a ir Mía, en el 2013 se va a suicidar Karina y ése velorio te va a marcar a fuego.
             Pero no todo es malo, Leli, ¡arriba! Vas a hacer diferentes bailes: reggaetón, jaz, español, contemporáneo. Vas a ir a muchos teatros, ¡Vas a bailar con Piquín, Ailén!. Vas a conocer a dos minas que te van a ayudar con tus problemas, a estar ahí para vos y vos vas a estar ahí para ellas. Una, con el tiempo, va a dejar de ser tu amiga. La otra y la más importante, Grecia, se va a transformar en tu novia y en la persona que más te apoye y te demuestre su amor que hayas conocido. Te va a querer, cuidar, aconsejar y mandarte a cagar si es necesario. Portate bien, no te hagas cagadas, ella pasó por momentos feos, no le hagas pasar por eso otra vez. Cuidate, cuidala y cuiden eso tan hermoso que tienen. Ella vale la pena, la risa, la gloria y todo lo que se ponga en juego. Ella, por primera vez en muchos años, te va a hacer olvidar del dolor por un rato y te va a hacer verdaderamente feliz. ¿Cómo no se va a merecer lo mejor?
 
           Hoy, con 20 años, te digo todo esto: desde chica te vas formando, esa ''enfermedad'' ya está ahí con vos y va a salir, pero supongo que algún día vamos a saber manejarnos. Querete, mirate al espejo y no ensayes sonrisas, vivilas. Mira tus ojos, secate las lágrimas, respira profundo y salí con la frente en alto: Sos una mina fuerte. No vivas con vergüenza, sacate esos pañuelos de las muñecas, no te avergüences de lo que sos, sos más que un arsenal de cicatrices. Tatuate, salí, viaja, toma mucho, anda a recitales, permitite sentir, permitite llorar cuando sea necesario. Puede que todo esté mal y que todo te cueste el doble y hasta el triple de veces más que a otra persona ''normal'', pero no te rindas por eso, seguí que lo vas a conseguir. El CBC va a ser tu karma y dolor de cabeza, pero no lo dejes, es tu sueño, ¿no? Ayudar a esas personas que, como vos, no tuvieron en dónde volcar sus angustias. Vos no queres que haya más ''Ailén Sánchez'' por ahí.

         Quiero ayudarte ahora, porque así me ayudo a mí misma en no ser todo lo que soy ahora y poder ser más lo que siempre quise ser.

Te lleno de abrazos a pesar de todo, y ojalá algún día juntas podamos decir que ganamos contra todo, que pudimos y vencimos. Lloramos, reímos, sangramos y gritamos, pero ganamos. Ojalá ya no queramos abandonar esta vida, matar al mundo matándonos a nosotras. Ojalá esa herida se cierre para no abrirse más. Ojalá lo hagamos juntas, Ailén. No te quiero perder otra vez. Nunca más.

Gracias, te quiero un poco.
Ailén.

6 comentarios: