Si los pastos conversaran, esta pampa le diría de qué modo la quería, con qué fiebre la adoré. Cuántas veces de rodillas, tembloroso, yo me he hincado bajo el árbol deshojado donde un día la besé. Y hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada, fue para mí una puñalada y de celos me cegué, y le juro, todavía no consigo convencerme como pude contenerme y ahí nomás no la maté.
Tomo y obligo, mándese un trago; de las mujeres mejor no hay que hablar, todas, amigo, dan muy mal pago
y hoy mi experiencia lo puede afirmar. Siga un consejo, no se enamore y si una vuelta le toca hocicar, fuerza, carajo, sufra y no llore que un hombre macho no debe llorar.
Si los pastos conversaran, esta pampa le diría de qué modo la quería, con qué fiebre la adoré. Cuántas veces de rodillas, tembloroso, yo me he hincado bajo el árbol deshojado donde un día la besé. Y hoy al verla envilecida y a otros brazos entregada, fue para mí una puñalada y de celos me cegué, y le juro, todavía no consigo convencerme como pude contenerme y ahí nomás no la maté. ~
Tangos
No hay comentarios:
Publicar un comentario