25 de octubre de 2012

Soma.



Todos y cada uno de nosotros tenemos algo que nos aleja del dolor. Buenos o malos, pero sentimos que nos aleja de ese dolor, de ese vacío tan grande que tenemos adentro, del odio hacia nosotros o de lo que podemos demostrar con palabras.
Algunos tienen la música, otros la danza, el canto. Otros la fotografía, la batería, la guitarra. El dibujo, la pintura, la escritura. La lectura. Otros el alcohol, las drogas, el cigarrillo, la autoflagelación, las pastillas. El sexo, el odio, la furia, la violencia sin un aparente por qué.
Y otros tenemos una mezcla de todas. Cosas tanto buenas como malas que -creemos- nos ayudan a pasar esos momentos de soledad y angustia que todos inevitablemente tenemos. 
Los buenos realmente te alejan y te hacen olvidar las cosas malas...los malos, en cambio, te van arrastrando lentamente hacia un precipicio. Te angustian más, te aíslan, te ciegan, te vuelven a dicto a eso.
Te derrumban y cuando estás a punto de perder solamente podes preguntarte: ¿Por qué?

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